Conferencia dictada por Gilles Deleuze en la cátedra de los
martes de la fundación FEMIS. (Escuela Superior de Oficios de Imagen y
Sonido) el 15 de mayo de 1987.
También yo quisiera hacer preguntas. Y hacérselas a ustedes
y a mí mismo. Estas preguntas serían del género: ¿qué es
exactamente lo que hacen cuando hacen cine? Y yo, ¿qué es exactamente lo que
hago cuando hago, o espero hacer filosofía?
¿Es que hay algo para decirse en función de esto?
Entonces, claro, eso va muy mal en ustedes, pero va también
muy mal en mí (risas), y no es solamente esto lo que habría para decirse…
también yo podría hacer la pregunta de otra manera: ¿qué es tener una idea en
cine? Si uno hace cine o si quiere hacerlo ¿qué es tener una idea? Quizás eso
que uno dice "¡Ahí está, tengo un idea!" Mientras que casi todo el
mundo sabe que bien que tener una idea es un acontecimiento raro, que ocurre
raramente, que tener una idea es una especie de fiesta. Pero no es corriente. Y
por otro lado, tener una idea, no es algo general. Una idea está ya en tal
autor, en tal dominio. Quiero decir que una idea, es ya una idea en pintura, es
ya una idea en novela, ya una idea en filosofía, como una idea en ciencia. Y
evidentemente no es lo mismo.
Si quieren, a las ideas hay que tratarlas como espacios
potenciales, las ideas son potenciales, pero potenciales ya comprometidos y
ligados en un modo de expresión determinado. Y es inseparable del modo de
expresión determinado. Es inseparable del modo de expresión, así como no puedo
decir: "tengo una idea en general". En función de las técnicas que
conozco, puedo tener una idea en un determinado campo, una idea en cine o en
bien distinto, una idea en filosofía.
¿Qué es tener una idea en algo?
Vuelvo a hablar del hecho de que yo hago filosofía y ustedes
hacen cine. Entonces sería muy fácil decir: todo el mundo sabe que la filosofía
está próxima, lista, para reflexionar sobre cualquier cosa. Entonces ¿por qué
no reflexionaría sobre el cine? Sin embargo, es una idea indigna; la filosofía
no está hecha para reflexionar sobre cualquier cosa. Quiero decir: tratando la
filosofía como un poder para "reflexionar sobre", siento que se le
asigna mucho, y de hecho siento también que se le quita todo. Es decir los únicos
capaces efectivamente de reflexionar sobre cine, son los cineastas, o los
críticos de cine o los que aman el cine. Le idea de que los matemáticos
tendrían la necesidad de la filosofía para reflexionar sobre matemática es una
idea cómica. Si la filosofía debiera reflexionar sobre cualquier cosa, no
tendría razón de existir. Si la filosofía existe, es porque tiene su propio
contenido. Si nos preguntamos: ¿cuál es el contenido de la filosofía? Es muy
simple. La respuesta es que la filosofía es también una disciplina creatriz,
tan inventiva como cualquier otra disciplina. La filosofía es una disciplina
que consiste en crear conceptos. Y los conceptos no existen ya hechos, no
existen en una especie de cielo en donde esperan que un filósofo los tome. Los
conceptos, es necesario fabricarlos...y no se fabrican así como así, uno no se
dice un día: "bueno, voy a hacer tal concepto, voy a inventar tal
concepto" como tampoco un pintor se dice un día: "bueno, voy a hacer
tal cuadro". Es imprescindible que exista una necesidad. Esto es tanto en
filosofía como en otras disciplinas, así como el cineasta no se dice:
"bueno, voy a hacer tal película".
Tiene que haber una necesidad, si no, no hay nada.
Resta que esta necesidad que es una cosa muy compleja, si
existe, haga que un filósofo (yo al menos sé de qué se ocupa) no se ocupe de
reflexionar sobre el cine. Él se propone inventar conceptos. Yo digo que hago
filosofía, es decir, yo intento inventar conceptos. No trato de reflexionar
sobre otras cosas. Si yo les pregunto a ustedes que hacen cine ¿qué hacen?
(tomo una definición pueril, permítamela, deben existir otras y mejores), yo
diría exactamente lo que ustedes inventan, que no son conceptos, porque no es
su dominio, que ustedes inventan es lo que podríamos llamar bloques de
movimiento-duración. Si uno fabrica bloques de movimiento-duración, quizás
lo que uno hace es cine.
Remarco, no se trata de invocar a una historia o de negarla.
Todo tiene una historia. La filosofía también cuenta historias. Cuenta
historias con conceptos.
El cine supongamos que cuenta historias con bloques de
movimiento-duración. Puedo decir que la pintura también inventa con otro tipo
de bloques, ni bloques de conceptos, no bloques de movimiento-duración, pero
supongamos que sean bloques de líneas-colores. La música inventa con otros
tipos de bloque, muy particular.
Pero lo que digo en todo caso, es que la ciencia no es menos
creatriz. Yo no veo realmente oposición entre las ciencias, las artes y todo.
Si le pregunto a un sabio científico: ¿qué es lo que hace? También, él inventa,
no descubre, el descubrimiento existe, pero no es por él que podamos definir
una actualidad científica como tal. Un científico, inventó, creó tanto como un
artista.
Para permanecer en definiciones tan someras como las de las
que partí, no es complicado, un científico es alguien que ha creado o inventado
funciones. Él no crea conceptos, un científico como tal, no tiene nada que ver
con los conceptos, y es por eso que felizmente existe la filosofía.
Contrariamente hay algo que solamente un científico puede hacer, crear e
inventar funciones.
¿Entonces qué es una función? También podríamos describirla
sencillamente como he intentado hasta ahora, (ya que estamos verdaderamente
rudimentarios...) no porque ustedes no comprenderían, sino porque sería yo el
que se vería sobrepasado.
Voy a ir a lo más simple: la función de lo que se ha puesto
en correspondencia regida por dos conjuntos al menos. La noción de base de la
ciencia después de mucho tiempo es la de los conjuntos y un conjunto es
completamente diferente a un concepto. Y desde que se ponen en correlación
regida juntos, se obtienen funciones, y se puede decir, yo hago ciencia.
Y si no importa quién puede hablarle a quién, si un cineasta
puede hablarle a un hombre de ciencia, si un hombre de ciencia puede tener
alguna cosas que decir a un filósofo y viceversa, es en la medida y en función
de la actividad creatriz de cada uno, no es que haya lugar para hablar de la
creación, la creación es algo solitario, pero es el nombre de mi creación que
yo tengo algo que decir a alguien y si yo alineo ahora todas esas disciplinas
que se definen por su actividad creadora, diré que hay un límite que les es
común a todas esas series, a todas esas series de invención de funciones, de
bloques movimiento-duración, invenciones de conceptos, etc. La serie que les es
común a todas o ¿el límite de todo esto qué es?
Es el espacio-tiempo.
Bresson es muy conocido. Raramente hay espacios enteros en
Bresson. Son espacios que llamamos desconectados. Quiere decir, hay un rincón,
por ejemplo, el rincón de una celda, después se verá otro rincón o bien un
lugar de la pared, etc. Todo pasa como si el espacio bresoniano se presentara
como una serie de pequeños trozos, en los que la conexión no está
predeterminada. Serie de pequeños fragmentos en los que la conexión no está
predeterminada. Hay grandes cineastas que emplean, por el contrario, espacios
conjuntos o de conjuntos; no digo que esto sea más fácil de manipular, pero
Bresson ha sido uno de los primeros en hacer un espacio con pequeños fragmentos
desconectados, pequeños trozos en lo que la conexión no está predeterminada.
Cuando decía que en límite de todas las tentativas de la
creación hay espacio-tiempo, es allí que los bloques duración-movimiento de
Bresson van a tender hacia ese tipo de espacio. La respuesta está dada. Estos
pequeños fragmentos visuales de espacio cuya conexión no está dada de
antemano... ¿por qué querrían ustedes que estén conectados? En y a causa de la
mano (en este momento Deleuze muestra su mano) y no es teoría, no es filosofía,
no lo es, esto no se deduce así. Digo: el tipo de espacios en Bresson y la
valorización cinematográfica de la mano en la imagen están misteriosamente
ligados. Quiero decir: el enlace bresoniano de las pequeñas puntas de espacios,
desde el hecho mismo de que son puntas, trozos desconectados de espacio, no
puede ser más que un enlace manual. No hay más que la mano que puede
efectivamente operar las conexiones de una parte a otra del espacio. Y Bresson
es sin duda el más grande cineasta en haber introducido en el cine los valores
táctiles, no simplemente porque él sabe tomar admirablemente las manos en
imágenes, sino porque si sabe tomar admirablemente las manos en imágenes es
porque tiene necesidad de manos.
Un creador no es un ser que trabaja por el placer. Un
creador no hace más que aquello de lo que tiene absolutamente necesidad.
Historia del Idiota y de los siete samuráis.
Tener una idea en cine, otra vez, no es lo mismo que tener
una idea en otro lado. Y sin embargo, hay ideas en cine que podrían valer
también en otras disciplinas. Hay ideas en cine que podrían ser excelentes
ideas en novelas, pero no tendrían el mismo "allure". Después, hay
ideas en cine que no podrían ser más que cinematográficas. Ya están comprometidas
en un proceso cinematográfico que hacen que sean vistas desde
antes. Y esto que digo cuenta bastante, porque es una manera de hacer una
pregunta que me interesa mucho: ¿qué es lo que hace que un cineasta tenga
verdaderamente ganas de adaptar, por ejemplo, una novela? Si tiene deseos de
adaptar una novela, me parece evidente que es porque tiene ideas en cine que le
resuenan con aquello que la novela presenta como ideas en novela. Y a veces se
producen grandes encuentros.
Es muy diferente, no pongo el problema del cineasta que
adapta una novela notoriamente mediocre. Puede haber necesidad de una novela
mediocre, y esto no excluye que el film sea genial. Propongo la cuestión un
poco diferente, sería una pregunta interesante de tratar, pero propongo otra algo
diferente, que se produce mientras que la novela es una gran novela y revela
esa especie de afinidad en la que alguien, tiene en cine una idea que se
corresponde a la que es la idea en novela. Uno de los casos más bellos, es el
caso de Kurosawa. ¿Por qué Kurosawa se encuentra en una familiaridad con
Shakespeare y Dostoievski? Tengo que decirles una respuesta que es entre muchas
y que casi roza la filosofía y que es mi respuesta, es un pequeño detalle. En
los personajes de Dostoievski pasa algo muy particular, muy seguido.
Generalmente están muy agitados. Un personaje se va, baja a la calle, y así
como así, se dice "la mujer que amo, Taña, me llama, allí voy, corro,
corro, Taña va a morir si no voy". Y baja su escalera y se encuentra con
un amigo, o bien ve a un perro y se olvida completamente de que Taña lo espera
en tren de morir. Comienza a charlar, se cruza con otro amigo y va a tomar el
té con él y luego de golpe dice: "Taña me espera, tengo que ir"
(risas). ¿Qué quiere decir esto? En Dostoievski los personajes son
perpetuamente tomados por urgencias y al mismo tiempo que son tomados por estas
urgencias de vida o muerte, saben que hay una cuestión más urgente, no saben
cuál y es esto lo que los detiene. Todo pasa como si en la peor de las
urgencias hubiera un fuego, es necesario que me vaya, pero no, no, hay otras
cosas más urgentes y no me detendré hasta que no sepa cuáles. Esto es el
Idiota, es la fórmula del idiota. Pero ustedes saben que hay un problema más
profundo. ¿Qué problema? Todavía no lo veo bien, pero déjenme, todo puede
quemarse, hay que encontrar cuál es el problema más urgente. Esto es por Dostoievski
que Kurosawa lo aprende, todos los personajes de Kurosawa son así. Yo diría:
¡voila un encuentro! Un bello encuentro. Si Kurosawa puede adaptar Dostoievski,
es al menos porque puede decir: tengo un asunto común a él, tengo un problema
común, este problema. Los personajes de Kurosawa están exactamente en la misma
situación, están tomados en situaciones imposibles. Pero atención, hay un
problema más urgente, ¿es necesario que yo conozca este problema?
Quizá "Vivir" es uno de los films de Kurosawa que
va más lejos en este sentido, aunque todos van en este sentido.
Los Siete samuráis: este film me sorprende mucho porque todo
el espacio de Kurosawa depende de eso. Es forzado que sea una especie de
espacio oval que es golpeado por la lluvia, en fin poco importa, esto nos
tomaría mucho tiempo.
Pero en los Siete Samuráis los personajes están tomados en
situación de urgencia, han aceptado defender al pueblo, y de una punta a la
otra están trabajando por una pregunta más profunda. Hay una cuestión más
profunda a través de todo eso. Y será dicha al final por el jefe de los
samuráis cuando ellos se van: ¿qué es un samurái? Qué es un samurái, no en
general, sino qué es un samurái en la época en la que transcurre el film. A
saber: alguien que no es bueno para nada. Los señores no los necesitan, los
paisanos pueden defenderse solos. Y durante todo el film, a pesar de la
urgencia de la situación, los samuráis están frecuentados por esta cuestión
digna del Idiota, que es una pregunta del Idiota: nosotros samuráis, ¿qué
somos? Voila, yo diría que una idea en cine es algo de este tipo. Ustedes me
dirán no, porque era también una idea en novela. Una idea en cine, es así, una
vez que ya está comprometida en un proceso cinematográfico. Entonces ustedes
podrían decir, yo tuve "la idea", aún si usted de la asigna a Dostoievski.
Puede ser, vuelvo a citar muy rápido, yo creo que una idea es muy simple. Otra
vez, no es un concepto, no es filosofía. Un concepto es otra cosa, de toda idea
quizás podamos sacar un concepto, pero yo pienso en Minelli. Éste tiene, me
parece, una idea extraordinaria sobre el sueño. Es muy simple y está
comprometida con todo el proceso cinematográfico, que es la obra de Minelli y
su gran idea sobre el sueño, me parece es que el sueño concierne antes que nada
a los que no sueñan, el sueño de los que sueñan les concierne a los que no
sueñan... ¿y por qué? Porque desde que existe el sueño del otro, existe el
peligro. A saber, que el sueño de la gente es siempre un sueño devorante que
amenaza con tragarnos. Y que los otros sueñen es peligroso, y que el sueño es
una terrible voluntad de poder y que cada uno de nosotros es más o menos
víctima del sueño de los otros, aún cuando sueña con la más graciosa joven, aún
cuando es una joven muy grácil, es una terrible devoradora, no a causa de su
alma, sino por sus sueños. Desconfíen del sueño de los otros, porque si son
tomados en sus sueños, están perdidos.
Cadáver
Ahora voy a hablar de otro ejemplo, idea propiamente
cinematográfica, de la famosa disociación ver-hablar en un
cine relativamente reciente. Tomo los ejemplos más conocidos, ¿qué hay de común
en Syberberg, Straub y Duras? ¿Por qué es propiamente cinematográfico hacer una
disociación entre los visual y lo sonoro, por qué esto no puede hacerse en el
teatro? Puede hacerse pero al menos que el teatro tenga los medios necesarios
diríamos que el teatro lo toma del cine. Bueno, está mal pero es una idea muy
cinematográfica, asegurar la disociación del ver y del hablar. De lo visual y
de los sonoro. Esto respondería a la pregunta (por ejemplo) ¿qué es tener una
idea cinematográfica? Y todo el mundo sabe en qué consiste, lo digo de manera
pura: una voz alba de algo, al mismo tiempo, se nos hace ver otra cosa y, en
fin, lo que se dice está debajo de los que se nos hace ver. Esto es muy
importante, este tercer punto. Ustedes saben bien que esto el teatro no puede
hacerlo. El teatro podría asumir las dos primeras oposiciones. Se nos habla de
algo y se nos hace ver otra cosa. Pero no que aquello que se dice esté por
debajo de los que se nos hace ver – y esto es necesario, si no las dos primeras
operaciones no tendrían ningún sentido, no tendrían casi interés – la palabra se
eleva en el aire, al mismo tiempo que la tierra que se ve, se hunde cada vez
más.
¿Qué es esto? Si sólo el cine puede hacerlo, yo no digo que
deba hacerlo, que lo haya hecho dos o tres veces, puedo decir simplemente,
fueron grandes cineastas los que tuvieron esta idea. No se trata de decir es
esto o es lo otro lo que debe hacerse. Hay que tener ideas, sean las que
fueren. ¡Ah! Esto es una idea cinematográfica, digo que es prodigioso, porque
asegura al nivel del cine una verdadera transformación de los elementos. Un
ciclo de grandes elementos que hace que, de golpe, el cien haga un fuerte eco
con, por ejemplo, una física cualitativa de los elementos. Esto hace una
especie de transformación, el aire de la tierra t el agua y el fuego, porque
habría que agregar, pero no hay tiempo, evidentemente, se descubre el rol de
dos otros elementos, una gran articulación, de elementos en el cine. Además, en
todo lo que digo no se suprime una historia, la historia está siempre allí,
pero lo que nos interesa es ¿por qué la historia es tan interesante? Porque
está todo esto otro por detrás.
Es todo este ciclo, la voz que se eleva al mismo tiempo que
aquello de lo que se habla se entierra, ustedes habrán reconocido los films de
Straub, y en Straub, está el gran ciclo de los elementos. Lo que se ve
únicamente la tierra desierta. Ella es como pesada para todo lo que esta debajo
y ustedes me dirán "pero ¿Qué hay abajo, qué es lo que sabemos?" Es
exactamente aquello de lo que la voz nos habla, es como si la tierra se hamacara
en eso que la voz dice y que viene a tomar lugar en la tierra, en su hora y en
su lugar. Y si la tierra y la voz nos hablan de cadáveres, es toda la fila de
cadáveres la que viene a tomar lugar bajo la tierra, y allí, en ese momento, el
menor estremecimiento del viento sobre la tierra desierta, sobre el espacio
vacío que tenemos a nuestros ojos, el menor crujido en esa tierra, todo toma
sentido.
¿Qué es el acto de creación?
Bien, tener una idea no es del orden de la comunicación. Y
es aquí a donde quería llegar, porque esto forma parte de las preguntas que me
han sido gentilmente propuestas.
Quiero decir, en qué punto todo esto sobre lo que hablamos
es irreductible a toda comunicación. No es grave. Esto, ¿qué quiere decir? Me
parece que esto quiere decir, en un primer sentido, que la comunicación es la
propagación y la transmisión de una información. ¿Y qué es una información? Una
información es un conjunto de palabras de orden. Cuando se les informa, se les
dice aquello que ustedes deben creer. En otros términos: informar es hacer
circular una palabra de orden. Las declaraciones de la policía son dichas muy
exactamente, son comunicadas; se nos comunica la información, quiero decir, se
nos dice aquello que es conveniente que creamos. O si no que creamos, pero que
hagamos que lo creemos, no se nos pide que creamos, se nos pide que nos
comportemos como si creyéramos. Esto es la información, la comunicación, e
independientemente de estas palabras de orden y de la transmisión de las
palabras de orden no hay comunicación, no hay información. Lo que no lleva a
decir que la información es exactamente el sistema de control.
Esto nos concierne hoy particularmente porque hoy entramos
en una sociedad que podemos llamar de control. Esta sociedad de control se
define de manera muy distinta a la sociedad de disciplina vean de que manera un
control no es una disciplina. Diré por ejemplo, en una autopista, que allí no
se encierra a la gente, pero haciendo autopistas se multiplican los medios de
control. Nuestro futuro son las sociedades de control siendo sociedades
disciplinarias.
¿Por qué les cuento esto? Porque la información es el
sistema controlado de las palabras de orden, palabras de orden que tienen lugar
en una sociedad dada.
¿Qué puede tener que ver el arte con esto? ¿Qué es la obra
de arte? Ustedes me dirán: "todo esto no quiere decir nada". Entonces
no hablamos de la obra de arte, hablemos sobre que hay en la
contra-información. Ninguna contra-información le ganó jamás a una dictadura,
por ejemplo. Salvo en un caso. Esta deviene efectivamente eficaz cuando ella es
–y lo es por naturaleza- un acto de resistencia. El acto de resistencia no es
ni información, ni contra-información. La contra-información no es efectiva más
que cuando se vuelve acto de resistencia.
Malraux
¿Cuál es la relación entre obra de arte y la comunicación?
Ninguna.
Ninguna, la obra de arte no es un instrumento de
comunicación, porque no contiene la mínima parte de información. Por el
contrario, hay una afinidad fundamental entre la obra de arte y el acto de
resistencia. Entonces aquí sí, la obra tiene algo que hacer con la información
y la comunicación, sí, a titulo de resistencia.
El arte es la única cosa que resiste a la muerte.
Y si me permiten volver: ¿Qué es tener una buena idea en
cine? O ¿Qué es tener una idea cinematográfica? Resistencia. Acto de
resistencia. Desde Moisés, hasta el último Kafka, hasta Bach. Recuerden que la
música de Bach, es su acto de resistencia. ¿Contra qué? No es el acto de
resistencia abstracto, es acto de resistencia y de lucha activa contra la
repartición de lo sagrado y lo profano. Y este acto de resistencia en la música
culmina con un grito. Como también hay un grito en Woyzek, hay un grito en
Bach: "Afuera, afuera, no quiero verlos". Eso es el acto de resistencia.
A partir de esto me parece que el acto de resistencia tiene dos caras: es
humano y es también acto de arte.
Solo el acto de resistencia resiste a la muerte, sea bajo la
forma de obra de arte, sea bajo la forma de una lucha de los hombres.
Y ¿Qué relación hay entre la lucha de los hombres y la obra
de arte?
La relación más estrecha y para mí la más misteriosa.
Exactamente eso que quería decir Paul Klee cuando decía:
"ustedes saben, falta el pueblo". El pueblo falta y al mismo tiempo
no falta. El pueblo falta, esto quiere decir que (no es claro y no lo será
nunca) esta afinidad fundamental entre la obra de arte y un pueblo que todavía
no existe, no es ni será clara jamás. No hay obra de arte que no haga un
llamado a un pueblo que no existe todavía.
En fin, ahora está muy bien, estoy profundamente feliz de
que me hayan escuchado y les agradezco infinitamente.
Gilles
Deleuze – 1987
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