lunes, julio 06, 2009

Curso de los martes Leibniz, 25 de Mayo de 1987 "El alma y el cuerpo"


Entonces escúchenme bien, si me comprenden. Como les he dicho la última vez, tenemos dos sesiones de las que pido perdón a ustedes por presentarlas tan rápido, y luego yo no puedo -por mil razones- continuar. Entonces hoy y la próxima semana. Luego nuestro trabajo de este año termina. Los otros martes vendré únicamente para resolver los casos del primer ciclo, segundo ciclo, tercer ciclo, los trabajos que algunos de ustedes deben entregarme. Entonces haré las reuniones. A los otros eso no les interesa. He recibido una comunicación en la que algunos de ustedes tienen necesidad de un certificado. Vendré por esto. Si por azar no puedo venir, tengan la gentileza de telefonearme, no abusando del teléfono. Mi teléfono está en el anuario. Bien. 

Quedan hoy y la próxima vez, y es muy simple. Es un poco como si, en este curso sobre Leibniz, avanzando un poco y sobre todo retrocediendo, se desarrollara un trabajo que habría de durar dos años. Si bien lo que hago ahora es mucho más que lo que podría ser materia para otro año. Habría deseado proponer a ustedes una serie de recorridos concernientes a los dos pisos, puesto que era nuestro punto de partida. Esta filosofía de los dos pisos. Una visita a los dos pisos o, si ustedes prefieren, un conjunto de ensueños. Me gustaría mucho que ustedes intervinieran. Sí hay un punto de ensueño sobre esta organización de la filosofía de Leibniz, y principalmente sobre el papel que tiene lo viviente o lo orgánico. Y esto debería conducirnos a las relaciones respectivas de los dos pisos: el de las almas y el de los cuerpos, a grosso modo, pero hemos visto entre tanto que no son el de las almas y el de los cuerpos. Por eso digo "ensueños" porque cada vez que digo una frase habría que corregirla, o que ustedes mismos la corrijan. No es mi falla, es el estilo de Leibniz. El necesita llegar a esos dos pisos: ¿tienen una ley común? ¿cuales son sus relaciones? Y nosotros ya presentamos esa relación: es lo que Leibniz llamará la Armonía. Armonía de las almas entre sí, armonía de los cuerpos entre sí, armonía de las almas con los cuerpos. Y sobre lo que queríamos concluir, desde el inicio, era sobre ese concepto, devenido fundamental para la filosofía, y que tiene que ver con lo que, un poco por la misma época, pasa en música. 

Tomo por ejemplo un pequeño libro de Rameau, donde leo: "la expresión de lo físico está en la medida y el movimiento". Si leo futílmente, por asociación de ideas, me digo que esto remite, quizá, a la música precedente. La expresión de la física está en la medida y el movimiento, nosotros sabemos que en Leibniz no es el movimiento lo que cuenta, sino que es una razón del movimiento que él llamará la fuerza. Continúo: "la expresión de la física está en la medida y el movimiento. La expresión de lo patético, al contrario ..." ¿es que con Leibniz llega lo patético? Suspendo. Poco importa, se sueña. Si, llega el pathos. ¿Por qué? Porque nos dice que más allá del movimiento hay otra cosa. Y ¿qué es ese más allá del movimiento? Es la alteración, la variación, el pathos. "La expresión de la física... la de lo patético, al contrario está en la armonía y las inflexiones". Quizá ustedes recuerdan, fueron nuestras primeras palabras este año, cuando se trata de definir la filosofía de Leibniz, hay que decir: partimos de las inflexiones. "La de lo patético, al contrario, está en la armonía y las inflexiones, es eso lo que es necesario pesar muy bien antes de decidir sobre lo que debe inclinar la balanza". Rameau nos dice: reflexionen bien, ustedes músicos, en lo que debe inclinar la balanza, o bien la medida y el movimiento que constituyen la física, la física musical, o bien lo patético que reside en la armonía y las inflexiones. 

Si consentimos en la idea de que, casi en la misma época, la música conoce una mutación muy importante, que tiene que ver ya con Monteverdi, que tendrá que ver fundamentalmente con Bach, ¿no podemos pensarlo, también, para cuando Leibniz presenta lo que nos da como uno de sus conceptos fundamentales: la armonía pre-establecida? -y que él opone la armonía pre-establecida a Descartes y a los cartesianos, y que al mismo tiempo él reprocha a Descartes y a los cartesianos el permanecer en el movimiento, y por eso mismo no haber comprendido la naturaleza del movimiento- ¿No se puede decir: si, aquí tenemos algo? ¿Es sorprendente que nunca se haya hecho la confrontación entre Leibniz y la música? 

Entonces, intentemos repartir esos pisos, esta historia, los dos pisos barrocos. Ustedes recuerdan, habíamos dicho que lo fundamental es una línea de inflexiones. ¿Por qué es lo fundamental? No recomienzo, supongo que ustedes lo tienen presente. 

Es una línea que no es una línea recta, pero que presenta singularidades. Singularidades intrínsecas, ustedes recuerdan. Pongamos la representación intrínseca de una línea que presenta singularidades intrínsecas: es una línea de inflexiones. Lo hemos visto con Paul Klee. Hemos dicho: esa es la línea barroca. Concretamente, ¿qué quiere decir? concretamente quiere decir: lo que cuenta, y casi la unidad del mundo, es el acontecimiento. El acontecimiento es la inflexión. La inflexión es la figura abstracta del acontecimiento, el acontecimiento es el caso concreto de la inflexión. Y el mundo ¿qué es? Es un conjunto, es una sucesión infinita de inflexiones o de acontecimientos que serán llamados estados del mundo. A lo que, quizá, ustedes me dirán que es como una curiosa manera de definir y de comenzar a presentar un piso del que ustedes esperan ya -en virtud de nuestro pasado- a que sea el piso de las almas, e invocar los acontecimientos y las inflexiones. Todo está mezclado. Sócrates está cogido en su prisión. ¿Ven ustedes? Eso hace referencia a un celebre texto de Platón. Porque Sócrates está atrapado en su prisión esperando la muerte, y Platón pregunta: ¿es que tiene rodillas que pueden plegarse? De acuerdo él tiene rodillas que pueden plegarse. Eso no impide que no sea porque tiene rodillas que pueden plegarse que esté atrapado en su prisión. Está atrapado en su prisión porque encuentra que eso está bien. Encuentra que está bien no buscar evadirse. Espera su condenación. 

¿Qué quiere decir eso? Comprendan: todo acto debe estar relacionado con dos cosas a la vez: las causas eficientes, dirá Platón, pero también, dirá Leibniz, y lo dirá con más fuerza, y las causas finales. Sócrates está atrapado en su prisión porque él encuentra que eso está bien: causa final. Voy a decir algo muy simple: todo acontecimiento es acontecimiento del espíritu, y no quiero decir nada distinto. O, si ustedes prefieren, va de sí que todo acontecimiento concierne a los cuerpos, y yo no podría, sin duda, citar un solo acontecimiento que no concierna a los cuerpos; pero digo que justamente ese aspecto, por el momento, lo dejamos de lado. El comprende que no se puede decir todo a la vez, entonces el aspecto por el cual el acontecimiento concierne a los cuerpos no nos ocupa por el momento, pues hay otro aspecto del acontecimiento. Si ustedes me dicen: pero, ¿no es una dualidad? no, no es una dualidad, lo uno está estrictamente en lo otro, pero ¿de qué manera? ¿Qué relación existe entre los dos aspectos? El acontecimiento está en los cuerpos, pero no solamente en los cuerpos. 

Bien, eso aclara un poco todo, responde a la objeción que me hacia: ¿cómo decirles que voy a hablar del espíritu y después comenzar por un acontecimiento como "estar atrapado en su prisión"? Y hemos visto como Leibniz avanzaba en este descubrimiento del espíritu. Es que la línea de inflexiones, o la línea de acontecimientos está envuelta en una unidad espiritual que se llamará mónada. Se va de la inflexión al envolvimiento. No vuelvo sobre eso. Si bien que, si es verdad que toda inflexión es una singularidad, es una singularidad intrínseca, él tiene necesidad de decir que una mónada es una condensación de singularidades, o que, si ustedes quieren, una mónada expresa el mundo. 

¿En qué sentido expresa el mundo? Los acontecimientos son sus predicados. Y hemos visto hasta que punto podía ser ruinoso para una comprensión de la filosofía de Leibniz, pensar que los predicados eran los atributos, los atributos de juicio, mientras que los predicados eran los acontecimientos como expresados por las proposiciones. El tipo de la proposición en Leibniz no es: "el cielo es azul", es "César franquea el Rubicón". ¿Comprenden por qué insisto tanto en esto? Si no lo tenemos, si no lo comprendemos muy vivamente, no comprendemos nada de lo que quiere decir Leibniz. Y si hemos relacionado tan fuertemente a Leibniz y a Whitehead es por esta razón, son los filósofos del acontecimiento, en los que finalmente todo es acontecimiento, y por eso mismo todo es predicado de los sujetos, de las unidades individuales que expresan el mundo. 

Entonces es un primer estadio el que me permite decir a la vez, si ustedes lo recuerdan, me permite decir a la vez que cada substancia individual, cada mónada, cada alma o espíritu, tomémoslas como idénticas, expresa la totalidad del mundo. Y, necesariamente, decir, a la vez, que las mónadas son para ese mundo que ellas expresan, si el mundo hubiese sido otro, las mónadas hubiesen sido otras, puesto que ellas hubiesen expresado otro mundo. Entonces hay que decir, a la vez, que las mónadas son para el mundo que expresan, pero que ese mundo no existe fuera de las mónadas que lo expresan. Bien, ¿qué es el mundo? Es lo expresado común de todas las mónadas que Dios ha hecho pasar a la existencia. Habría podido hacer pasar otras mónadas a la existencia, muy bien, pero en ese momento habría sido otro mundo. Habría elegido otro mundo, y ya hemos visto esa extraña noción de "elección del mundo" en Leibniz. 

Demos todavía un paso más en el examen de este piso, ven ustedes que estamos en un piso muy curioso, pero al menos hemos terminado este punto que era nuestro punto de partida, y que era: el mundo es expresado por cada mónada, si, y como el mundo no existe fuera de las mónadas que lo expresan, hay que decir que cada mónada tiene una infinidad de pliegues, el mundo está plegado en cada mónada. Y ya al nivel del espíritu aparece este tema del plegado. E inmediatamente el problema vuelve a ponerse sobre el tapete: ¿por qué no una sola mónada? ¿Por qué tantas mónadas? ¿Por qué hay una infinidad de mónadas que expresan el mismo mundo? 

La respuesta que Leibniz nos daba era: porque hay un solo mundo, un solo Dios, ¿por qué, según Leibniz, Espinoza no tiene razón? La respuesta de Leibniz es que hay una razón individual, hay un principio de individuación de las mónadas a saber, que todas expresan el mismo mundo al infinito, pero solo expresan claramente una pequeña porción del mundo. Cada uno de nosotros expresa claramente solo una pequeña porción del mundo; pues bien, desde el comienzo, ese piso de las almas, independientemente del cuerpo - eso es lo que me importa en Leibniz, que la oscuridad no viene del cuerpo -; una vez más, es el alma la sombreada, el alma es la oscura. Solo tiene una pequeña región de claridad. Su pequeña porción de claridad es su pequeña porción privilegiada que expresa particularmente. Ella expresa particularmente una noción privilegiada: usted, yo, alguien que vivió hace miles de años. Nosotros no expresamos la misma región del mundo, lo que él dice muy bien: cada uno tiene su apartamento, apartamento del cual hemos visto, no vuelvo sobre eso, hasta que punto puede ser reducido o extenso. Hasta que punto, por ejemplo, en el condenado, iba a reducirse a nada, a casi nada, y al contrario en el hombre adelantado se extiende. Todas estas son las nociones que nos hacen visitar este piso de las almas. Sobre todo deténganse, es como si fuera una vista de un apartamento sobre esos dos pisos. Entonces, si ustedes me dicen: ¿para qué sirve? Se gestiona. 

Pregunta: Una cosa que me confunde: ¿es que, por el hecho de que todas las mónadas tienen un contacto las unas con las otras, se puede deducir que no existe el mundo? 

Deleuze: No, pues sería contradictorio. Si yo dijera: las mónadas no tienen estrictamente nada que ver las unas con las otras porque ellas están en contacto, eso no funcionaría porque ese contacto formaría algo común, un mundo común. Igualmente no se puede decir que solo hay mónadas; Leibniz dice en un texto: no se puede decir que sean lejanas o distantes, ellas no tienen ni puerta ni ventana, están enteramente cerradas sobre sí, están cerradas. 

Pregunta: Pero usted ha hablado alguna vez de relaciones. Es raro decir que las mónadas son para el mundo que expresan, pero ese mundo no existe fuera de esas mónadas. 

Deleuze: Eso es, es lo esencial. La pregunta es muy buena, porque sería desacertado que ustedes abandonen uno de los dos aspectos. Es necesario, a cualquier precio, mantener los dos aspectos. Seguramente el mundo no existe fuera de las mónadas. ¿Cómo existiría? No existe fuera de las mónadas por una simple razón, y es que todo predicado está en el sujeto. Hemos visto este largo análisis, o si ustedes prefieren todo lo que da lugar a una inflexión está plegado en la mónada, entonces no hay mundo que no este plegado en este espacio de envoltura: la mónada, ustedes o yo. 

De hecho pienso otra cosa, pienso en un celebre texto de Proust en el que un mundo puede estar plegado en un personaje, en una persona. Ese es el caso, para Leibniz el mundo está perpetuamente plegado en las unidades individuales, ¿por qué? Porque, si ustedes comprenden que el acontecimiento siempre es una inflexión, bien la inflexión solo está envuelta en... no recomienzo. Entonces puedo decir: el mundo solo existe en las mónadas que lo expresan, pero también hay que decir: las mónadas solo existen para el mundo que expresan. ¿Por qué? Porque, Leibniz vuelve continuamente sobre este ejemplo típico, Dios no ha creado a Adán pecador, él ha creado el mundo donde Adán ha pecado. No ha creado tal mónada, o tal otra mónada, porque en ese momento ellas no expresarían el mismo mundo. El ha creado un mundo, habría podido crear otro. Cuando hace pasar este mundo a la existencia, lo hace pasar en y creando la infinidad de mónadas que expresan ese mundo. Sino no podría hacer nada. Si crea un mundo común en el que estarían los individuos, los sujetos, etc. estaríamos en la situación ????, pero los otros mundo que habría podido crear... tenemos la concepción de una infinidad de mundos posibles, que no son, como él dice, composibles los unos con los otros. El elige uno de esos mundos, aquel que tiene más realidad, el que tiene la mayor cantidad de realidad, como dice, es decir el más perfecto. Pero ese mundo no tiene ninguna existencia en sí mismo independientemente de las sustancias individuales, puesto que las sustancias individuales son la realidad misma, por eso es que no tiene ninguna existencia fuera de las sustancias individuales que lo expresan. Insisto sobre esto, porque si no comprenden a este nivel, no comprenderán nada de lo que viene. Adelanto algo: ¿qué es la noción de armonía? Leibniz, cuando emplea la palabra armonía, y no hablo en términos de música, ni en términos de filosofía; digo: con ocasión de esta pregunta hagamos una hipótesis, nos servirá para la próxima vez. La armonía, ustedes comprenden, hay una enormidad de textos de Leibniz sobre la armonía. Busquemos lo que hay en común. Y yo creo que si se reúnen todos los textos, si se tiene el tiempo, vemos que la armonía es una relación que concierne a la expresión. Es una relación de expresión, es la expresión como relación. Hombre, eso nos convendría quizá para la música, porque de cierta manera -lo veremos la próxima vez- es con el barroco que la música se reclama de un valor expresivo. El valor expresivo de la música, eso es ya la introducción del barroco. Quizá un poco lo que Rameau llamaba "lo patético", pero lo veremos. Digo: la armonía es una relación de expresión, pero ¿qué es una relación de expresión? Llamo relación de expresión a una relación entre un término llamado "expresante" y un término llamado "expresado". No tiene sentido a menos que defina esta relación. Si la expresión es una relación entre un expresante y un expresado, ¿en qué consiste esa relación? Propongo una hipótesis, es una hipótesis doble. De una parte lo expresado no existe fuera de su expresante, de otra parte y al mismo tiempo el expresante esta en correspondencia regulada con su expresado. ¡Qué alegría! No habría creído nunca llegar a algo tan claro y abstracto a la vez. Yo creo que eso es la armonía y que no conviene a otra cosa: dos cosas están en armonía cuando están en esta situación. Remito a un texto que está en Latín, no creo que este traducido. Es: Quid sit idea, lo que es una idea, tomo 7 de las obras filosóficas, donde Leibniz analiza la relación de expresión. Creo que ese texto, no quiero decir que sea el único, pero creo que ese texto favorece esta conclusión que yo saco, esta relación entre un expresado y un expresante. El requiere de los dos a la vez: lo que expreso no existe fuera de mi, es una relación muy extraña. Por eso les decía: hay una torsión entre lo expresado y el expresante, no hay una torsión fuera de mi. Lo que yo expreso no existe fuera de mi, y al mismo tiempo, yo, yo solo existo en correspondencia regulada con lo que expreso. ¿Qué es en matemáticas? Entonces aquí soy osado... pero eso no está lejos de lo que se llama una función. Yo no se si en matemáticas podríamos decir, se que podríamos decirlo, pero me molesta fatigarlo, no sé si se podría decir en matemáticas que una función es fundamentalmente expresiva, si no se tienen los dos caracteres, si una función no es una relación entre dos términos y que el uno no existe independientemente del otro y el otro no existe independientemente de una correspondencia regulada con el uno. Digo a la vez: el mundo que Dios ha elegido no existe fuera de las mónadas que lo expresan. Contrariamente, lo hemos visto, no hay dos mónadas que expresen el mundo de la misma manera, hemos visto que es la teoría del punto de vista. Hemos visto en que consistía la teoría del punto de vista, y es que cada uno de nosotros en su apartamento tiene su pequeña porción de expresión clara. 

Pregunta: ¿De dónde viene ese límite? 

Deleuze: Somos finitos. Toda criatura es finita, solo hay un ser que no tiene ese límite y es Dios. El expresa adecuada y distintamente, no solo el universo que ha elegido, sino la infinidad de otros universos. Pero nuestra finitud quiere decir que nosotros expresamos solo un mundo de todos los mundos composibles, de una parte, y que expresamos claramente solo una pequeña región de ese mundo. ¿Es la consecuencia de qué? La consecuencia de nuestra finitud, es decir del hecho de que nosotros no tenemos solamente una fuerza expresiva, sino que tenemos -lo hemos visto en una oportunidad precedente- una materia primera. Queriendo decir por materia primera: potencia de finitud. 

Pregunta: si todas las mónadas son finitas, cuando menos por medio de Dios el mundo es infinito (Deleuze: si, puesto que hay una infinidad de mónadas), eso permite suponer que hay un mundo que existe fuera de las mónadas. 

Deleuze: ¿Por qué? Es necesario encontrar otra palabra. Hace mucho tiempo de hecho, a propósito de otra cosa, yo propuse otra palabra: el mundo no existe fuera de las mónadas, hay que decir que insiste, no existe. Es curioso porque yo esperaba que esto no tuviera dificultad y, bueno, siempre está la sorpresa. Digo: las mónadas son la existencia del mundo. Para mi, no, no para mi, para Leibniz va de si completamente que el mundo no existe fuera de las mónadas puesto que si se pregunta : ¿qué es la existencia del mundo? El dice: son las mónadas. 

Pregunta: Pero, ¿Dios es más que la totalidad de las mónadas? 

Deleuze: evidentemente... he hecho mi pequeño diseño... lo he hecho punteado porque como mundo solo tiene existencia virtual. Pero solo deviene actual, solo es actual en las mónadas de las que cada una lo expresa por entero. ¿Cuáles son las diferencias entre las mónadas? Lo expresan por entero desde un punto de vista, aquí el asunto se complica, es decir que cada una tiene su zona privilegiada. Si bien podemos decir: el mundo solo existe en las mónadas, pero cada mónada tiene una relación regulada con el mundo, según su propio punto de vista... siento que no eres leibniciano... 

Pregunta: inaudible. 

Deleuze: Imposible, hay una irreductibilidad absoluta de las mónadas las unas con relación a las otras, ¿ven por qué? Es porque el no quiere la idea de un solo mundo. 

Pregunta: (¿Isabel Stengers?) En físico-matemáticas el problema se ha planteado a finales del siglo XVIII. Los físico-matemáticos han construido las funciones globales, por ejemplo la energía potencial, el campo, de hecho el ancestro de la teoría de los campos de hoy en día, y al principio han sido construidas a partir de fuerzas que tienen definiciones puramente locales. Pero cuando se parte de la definición de potencial (justamente después de Lagrange) la fuerza aparece como una función que es una derivada local de una función que representa la integral del sistema en el mismo momento, y durante un tiempo hay una simetría perfecta entre la idea de que las fuerzas no eran, en el fondo, más que las derivadas locales del campo integral, o que el campo integral estaba construido por la integración a partir de fuerzas locales. La relación de simetría ha sido planteada por el electro-magnetismo (Deleuze: si... si...) ... el campo ha tomado su autonomía... ¿no se reconcilia la relatividad de Einstein que es sobre el campo gravitacional y el electromagnetismo? 

Deleuze: De acuerdo, y nosotros que somos leibnicianos, podemos decir, entendiendo que no es él quien resuelve los problemas de la ciencia actual, pero que él resolvería el problema que enuncias al nivel del otro piso, al nivel de la teoría de la materia, lo que veremos si continuamos esta visita. 

Continuamos. Esta pieza de las almas es enorme puesto que contiene el mundo entero, las expresiones del mundo, los mundos incomposibles, la libertad, en fin todo lo que hemos dicho. Cada uno de nosotros en su apartamento, es sobre eso que insisto: el cuerpo, no lo hemos hecho intervenir. Lo que hemos hecho intervenir es la materia primera, es decir toda substancia individual o mónada implica una fuerza primitiva activa y una fuerza primitiva pasiva, fuerza primitiva pasiva llamada materia primera y que hace uno con su finitud. En otros términos: ¿qué es el que yo no exprese la totalidad del mundo claramente, que solo tenga una pequeña zona de expresión clara? No es más que otra manera de decir que hay muchas mónadas, no estoy solo en el mundo. Lo oscuro en mi es la parte de los otros. Hace mucho calor... lo oscuro es la parte de los otros, es la pluralidad de las mónadas lo que hace que Dios no este en la sombra. Pero nosotros, nosotros tenemos una parte oscura, tenemos una parte negra, tenemos una parte sombría que es el fondo de nuestra alma, y no quiere decir el mal. Será la posibilidad del mal, pero no quiere decir el mal, quiere decir que toda verdad debe ser arrancada a esa sombra. Ahora bien el punto de partida de cualquier arrancamiento de la verdad es la pequeña región clara que cada uno de nosotros expresa. Y, lo hemos visto, a partir de allí, las almas o los espíritus, pero las almas y los espíritus razonables tienen en efecto su manera de acceder a la verdad, y lo hemos visto, principalmente la última vez, gracias al análisis de la percepción. Las percepciones interiores de la mónada, puesto que las mónadas expresan el mundo percibiendo los acontecimientos, hemos visto que esas percepciones consistían en sacar de la sombra una claridad, o de las pequeñas percepciones no extraordinarias - como él dice- una percepción extraordinaria. Siempre la teoría de los puntos singulares, la teoría de los puntos extraordinarios. Y hemos visto como se hacía en cada mónada esta constitución de una percepción extraordinaria. Y a partir de la constitución de la percepción extraordinaria, se accederá a otras verdades de las que habíamos hecho el análisis, les recuerdo, y eran los análisis de las series, de las series convergentes hacia los requisitos que iban más allá de las cosas, las cosas perceptibles hacia los ???? y series infinitas que iban más lejos aún que la idea de Dios. No vuelvo sobre eso, pero eso amplia cada vez más el apartamento. 

Se alcanza este piso y enseguida preguntamos: ¿qué pasa? En el primer apartamento solo hay eso, solo eso. Tenemos todo hecho, teniendo en cuenta los enormes problemas que se plantean: problema de la libertad, problema... y de golpe ¿qué es lo que definirá el otro piso? Es: "¡tengo un cuerpo!", es necesario que añada, en el primer piso ya hay una gran variedad: todas las mónadas no valen. No solo hemos visto que las mónadas tenían zonas de expresión clara más o menos grande, sino que algunas se contentaban con una zona de percepción extraordinaria o señalada y no alcanzaban las verdades divinas, no alcanzaban las series infinitas. ¿Qué serían esas mónadas? En otros términos: ¿toda mónada es un alma razonable, un espíritu? En el piso en que estamos solo podemos encontrar almas razonables o espíritus. 

Entonces digo: vamos a saltar al otro piso, lo que nos hace saltar es como una especie de escalera, ¿qué es? Es lo anunciado: tengo un cuerpo. ¡El anuncio de que tengo un cuerpo! ¿Comprenden qué abre... qué abre esto? ¿Qué es lo que exige que yo tenga un cuerpo? ¡El acontecimiento! El acontecimiento no se contenta con el primer piso. Entonces, si intento un esquema, sería necesario ponerlo entre los dos. Y finalmente, puede ser que todo esté entre los dos, pues ¿qué es lo que hemos visto como apartamento del primer piso? Es el acontecimiento como determinación espiritual. Y ¿qué es el acontecimiento como determinación espiritual? Es el acontecimiento o la inflexión en tanto se actualiza en un sujeto individual. Ustedes recuerdan: el mundo es una virtualidad, y es hay que juega la pareja leibniciana virtual-actual. El mundo es una virtualidad que se actualiza en cada mónada que lo expresa. Si ustedes prefieren: la mónada es la existencia actual del mundo, y el mundo no existe actualmente más que en las mónadas, sino es pura virtualidad. Ahora bien, ¿qué es lo de más que reclama el acontecimiento? ¡es muy bello! Me parece que es muy bello: Sócrates se establece en su prisión porque piensa que está bien, pero entonces hay que añadir otras cosas. Es necesario que tenga rodillas que se doblen. En otros términos no veo nada mejor para decirles algo muy simple: es necesario que el acontecimiento también se inscriba en los cuerpos, en otros términos, el acontecimiento no es simplemente una virtualidad que los alcanza y que los acecha y que se actualiza en su alma. El acontecimiento es una posibilidad que se realiza en sus cuerpos, y ese será el piso de abajo. "Tengo un cuerpo", ¿por qué? 

Primera razón: porque solo puedo expresar una porción clara, reducida, justamente porque no puedo expresar más que una pequeña porción. Dios no tiene cuerpo, el cuerpo es exactamente mi apartamento. Y recuerden lo que decíamos enfáticamente de no hacer un intercambio que volvería incomprensible a Leibniz: no es porque tengo un cuerpo que tengo una porción de expresión reducida, es porque tengo una porción de expresión reducida por lo que, entonces, tengo un cuerpo. En efecto, lo que expreso, lo que mi mónada expresa claramente, es lo que diremos que concierne a mi cuerpo, y desde entonces concierne a la relación de otros cuerpos con el mío. En otros términos, un acontecimiento no puede realizarse en un cuerpo que sería el mío, solo puede realizarse en una interacción de cuerpos sobre el mío. Es necesario que tenga un cuerpo y no tendría un cuerpo si no hubiese otros cuerpos inter-actuando sobre el mío. El que yo tenga un cuerpo deriva de mi finitud, es decir de la potencia pasiva o, si ustedes prefieren, del hecho de que tengo una zona de expresión clara muy, muy restringida. 

Pregunta: ¿El acontecimiento realizado es el desplegamiento del tiempo, o es el tiempo? 

Deleuze: El acontecimiento realizado no es el desplegamiento del tiempo, su pregunta es muy acertada pues no hemos hablado del espacio y del tiempo. El espacio y el tiempo seguirán todo el conjunto. Ya en el piso superior hay un espacio y un tiempo, simplemente ese tiempo será únicamente el orden de los posibles co-existentes. Por ejemplo: su mónada, su espíritu como espíritu, o bien co-existe o bien no co-existe con el de, por ejemplo, César. Ustedes no están en la misma época, eso basta completamente. Entonces el tiempo como orden de sucesiones posibles, y el espacio como orden de co-existencias posibles pertenecen al primer piso. Respondo lo mejor que puedo a su pregunta. Ese espacio y ese tiempo no tienen todavía nada que ver con lo extenso y con la duración. No es el mismo piso. ¿Qué relación tendrían con un tiempo infinito? No es un tiempo infinito puesto que es secundario respecto a lo que lo llena. Solo por consecuencia es infinito, no habría un tiempo y un espacio vacíos que serían llenados por la acción de Dios. Lo que llamo el espacio y el tiempo es el orden de co-existencias y de sucesiones entre mónadas, si bien decir que estarían en el espacio, tendrían lugares en el espacio, o momentos en el tiempo, sin cambiar en sí mismas, eso no tendría ningún sentido. 

Pregunta: ¿Sería infinitamente virtual? 

Deleuze: No, en fin, si y no. Es virtual si usted lo identifica con el tiempo del mundo. Es actual si usted lo toma como el orden de sucesión de las mónadas, de las mónadas que son actuales. El problema será matemáticamente complicado, porque ustedes sienten que en el primer piso hay una lógica del tiempo definida como el orden de las sucesiones por ejemplo, o una lógica del espacio y Leibniz tiende mucho a la distinción de las palabras. El emplea en este piso solo los términos spatium, espacio, y tempus, tiempo. Cuando ven la palabra extensio o extensum ya no remite a este, al contrario remite a algo que concierne al cuerpo. Entonces el problema serán las relaciones entre el spatium y la extensio, será una de las teorías matemáticas más audaces de Leibniz, creo yo. Bien es todo lo que puedo decir, muy rápidamente. 

Vean ustedes, cada uno de nosotros tiene un cuerpo, cada uno de nosotros tiene un cuerpo y al mismo tiempo hay un cuerpo sobre el cual inter-actúan otros cuerpos. Por ejemplo: Monadología. Hay ahí un problema: ustedes tienen dos sistemas, los dos pisos están subordinados a dos modos de construcción completamente diferentes. El primer piso tiene por modo de construcción un mundo virtual que actualmente solo existe en cada mónada; en otros términos cada mónada expresa la totalidad del mundo, e incluye la totalidad del mundo. Al nivel de los cuerpos en donde ustedes están eso ya no es así del todo. Los cuerpos son exteriores los unos a los otros e inter-actúan los unos sobre los otros. Las mónadas, al contrario, son tales que el mundo es interior a cada una y ellas están sin puertas ni ventanas, es decir no inter-actúan. Cada una expresa el mundo por su cuenta. Sin puerta ni ventana. Mientras aquí hay una interacción de los cuerpos. Yo diría: lo que expreso claramente en el mundo son los cuerpos que afectan directamente el mío, y es por ese proceso de la afección, de la interacción de los cuerpos, es por ese proceso que algo en ese piso responderá a las percepciones internas de la mónada. Lo hemos visto la última vez, cuando he intentado analizar el ejemplo de la gota de agua y de la ola, y que veíamos que entre el cuerpo líquido y mi cuerpo se constituía en el límite una especie de relación diferencial dy/dx, en el otro piso se constituía en la mónada una percepción diferenciada: escuchaba el ruido del agua. Ven ustedes que hay correspondencia entre los dos pisos, pero cada uno de ellos tiene su ley, no obedecen a la misma ley. Hay una ley que es la interacción de los cuerpos unos sobre los otros, y otra ley que es: las mónadas, en las que cada una expresa el universo entero, y que no comunican las unas con las otras. 

Eso nos crea dificultades. ¿Cómo dar cuenta de la diferencia entre los dos pisos? Tanto como preguntar: ¿de qué está hecho mi cuerpo? Si preguntamos eso, es suficiente, hagan un esfuerzo: ¿de qué está hecho mi cuerpo? 

¿De qué está hecho todo cuerpo? No es fácil comprender en Leibniz de que está hecho un cuerpo, y para mi, ese me parece uno de los grandes misterios de todas las filosofías del siglo XVII. Yo diría que un cuerpo está hecho -en todos ellos, pero particularmente en Leibniz y en Espinoza-, en Leibniz y en Espinoza un cuerpo está hecho de una infinidad de partes actuales infinitamente pequeñas. Todo cuerpo esta constituido por una infinidad de partes actuales infinitamente pequeñas. No podemos llegar a la última parte. Es lo que se llama el infinito actual. Hay que imaginarlo, eso está bien, pues es propiamente inimaginable. Es matematizable, pero es inimaginable. Siganme, esto se opone a dos cosas: se opone, de una parte a los átomos, con los átomos siempre hay, por lejos que sea, hay siempre una última parte irreductible. Aquí al contrario, es una infinidad de partes actuales tal que no hay última parte, que toda parte implica todavía una infinidad de partes actuales. Y de otra parte no es divisible al infinito puesto que la infinidad de partes actuales tal que ninguna parte puede llamarse la más pequeña, precisamente están dadas actualmente, existen actualmente, y no dependen del proceso de división que ustedes hacen sufrir al conjunto. Es lo que esos autores explicaron diciendo: son multiplicidades innumerables, lo que no impide que usted pueda decir que un cuerpo es el doble de otro. Un cuerpo puede perfectamente ser el doble de otro, pero implica, no menos que el otro, una infinidad de partes actuales, infinitamente pequeñas. Es que una tal concepción -Leibniz la afirmará diez veces, diciendo: solo hay infinito actual-, y muy frecuentemente se la objeta con otros textos de Leibniz donde Leibniz dice que el cálculo infinitesimal, o que aún el cálculo de las series infinitas no es más que una ficción matemática, pero me parece evidente que no hay ninguna contradicción y que eso quiere decir que aun el cálculo infinitesimal no da cuenta de ese infinito actual. 

Entonces supone colecciones de partes infinitas, sin que ustedes puedan llegar a la última, y que sin embargo están actualmente dadas, contrariamente a lo que pasa en una divisibilidad al infinito. Todo cuerpo es de este tipo. Cuando digo: tengo un cuerpo, quiero decir: yo implico una infinidad de partes infinitamente pequeñas, actualmente. 

Pregunta: ¿Porque ellas son actuales es que se evita la paradoja de Zenón? 

Deleuze: Absolutamente. También por eso él tendrá una concepción particular del movimiento que va a depender de la fuerza. 

Pregunta: Entonces, ¿el alma es finita pero no el cuerpo? 

Deleuze: No, la cuestión no es saber si el alma es finita y el cuerpo no, la cuestión es que todo a la vez, salvo Dios, es finito e infinito. Dios, su cuenta esta regulada, él es infinito. Uf, eso esta regulado, eso es finito, si me atrevo a decirlo, hablando de más. Pero todo lo que es finito es infinito por un cierto aspecto, y los infinitos; me parece que el secreto del pensamiento del siglo XVII es la distinción de los ordenes de infinito. Ahora bien, si Dios es infinito y si es el primer infinito, es porque de él se dice: infinito por sí. Es infinito por sí. Pero, inmediatamente hay un segundo infinito que es lo infinito por su causa. Lo infinito por su causa son las criaturas. Las mónadas son infinitas por su causa. Son infinitas, ¿por qué? No, más bien, ellas son finitas, no son infinitas porque son criaturas, son creadas por Dios. Pero son infinitas simplemente por su causa, ¿por qué? Simplemente porque Dios las creo de tal manera que expresan la totalidad de un mundo infinito. Y su formula es que, desde entonces, tendrán una infinidad de predicados, y ese infinito por su causa tiene como formula, lo hemos visto: 1/infinito, mientras que Dios por su causa tendrá como formula: infinito / 1, es decir lo infinito como individualidad, lo infinito como ser personal. Entonces en el primer piso las mónadas son finitas y son infinitas. 

Cuando lleguemos a los cuerpos y a los conjuntos de partes actualmente infinitas en lo infinito, ese es el tercer sentido de infinito, a saber: un infinito que esta cogido en los límites, una porción de materia, y que cualquiera que sea la estrechez de los límites considerados, es propiamente hablando innumerable. Entonces es finito puesto que está cogido en los límites; es de lo infinito puesto que implica una infinidad de partes actuales. Es el tercer infinito. ¿hay otros? Hombre, todavía hay otros, pero nos atenemos a estos porque son los tres grandes. Una vez más, no para todos, lo que digo solo vale para Leibniz y para Espinoza. 

Entonces digo: esto es, de entrada, tener un cuerpo, ¿qué quiere decir? ustedes recuerdan, añadamos: ¿por qué tengo un cuerpo? Tengo un cuerpo porque yo no tengo más que un apartamento, etc... yo no tengo más que un pequeño apartamento claro. Pero ¿por qué no tengo más que un pequeño apartamento claro? Porque soy una criatura, porque soy finito. En otros términos porque tengo una materia primera y la materia primera no es tener un cuerpo, es la exigencia de tener un cuerpo. Entonces la exigencia de tener un cuerpo, bueno, aquí está satisfecha. 

Por esto Leibniz hablará así: esos conjuntos infinitos de pequeñas partes actualmente infinitas, no tienen porque asombrarse de que las llame: materia segunda. Apenas digo esto, presten atención a lo que digo: hay que corregir, eso no basta. Pero es un aspecto de la materia segunda. La materia segunda será la forma bajo la cual la materia efectúa la exigencia de la materia primera, de la finitud. Vuelve en toda nuestra historia: nosotros somos finitos, entonces nosotros solo podemos expresar una parte finita, entonces tenemos un cuerpo. Hay una inmanencia absoluta de la mónada a la materia primera. Digamos que esto se complica. Pero entonces deberá desanudarse, ¿ven ustedes el problema que tenemos bajo nuestros pies ahora? ¿Qué es mi cuerpo? ¿En qué es mi cuerpo? Es necesario que algo haga mi cuerpo. Tengo un conjunto infinito de partes materiales infinitamente pequeñas, pero ¿en qué me concierne? También la materia segunda tiene dos aspectos, y solo hemos dado un aspecto de la materia segunda. Y es que ese conjunto infinito de materia infinitamente pequeña implica al mismo tiempo una infinidad de pequeñas almas. Como si nos remontáramos al primer piso. Las pequeñas almas, pero ¿qué pequeñas almas? Titubeo entre dos cosas: si voy muy lentamente perdemos, si voy muy rápido perdemos todavía más. La materia segunda debe implicar... yo no se, yo... si: un conjunto infinito de pequeñas partes actualmente infinitas, pero solo me pertenecen bajo la hipótesis de una infinidad de pequeñas almas, pero es cartesiano, hay distinción real entre el alma y el cuerpo. Bueno, pero ustedes recuerdan, eso me parece uno de los golpes más asombrosos de Leibniz: la distinción real no implica la separabilidad. Mi cuerpo está constituido de una infinidad de pequeñas almas animando una infinidad de partes orgánicas infinitamente pequeñas, la máquina que va hasta el infinito. ¿Las dos son realmente distintas? Si, pero eso no impide que sean inseparables, de ahí la sorprendente teoría de lo viviente. Ese es el estatuto de lo viviente. 

Afortunadamente él va muy rápido, tanto que uno tiene la impresión de perderse todo. Entonces, ¿Donde estamos? Ya no sabemos donde estamos. Si, fórmula luminosa, llega la luz, bastará decir que ustedes, cada uno de ustedes es una mónada dominante, y como mónadas dominantes ustedes tienen un cuerpo. Mónada dominante, eso quiere decir: ustedes son un alma razonable, y como tal tienen un cuerpo, con un cerebro, no hay alma sin cerebro. Ustedes tienen un cuerpo con un cerebro. Su cuerpo, ¿de qué está hecho? De una infinidad de pequeñas partes actualmente infinitas, pero inseparables de una infinidad de mónadas dominadas que son, ya no razonables, sino animales o sensitivas. De ahí este extraordinario vitalismo que puede decir al mismo tiempo: no hay materia viviente, no, toda materia es materia, es todo. Simplemente tendremos la inseparabilidad de la materia segunda y las pequeñas almas, es decir las mónadas dominadas... simplemente ¿eso era todo? ¡Funciona tan fácil! A mi manera de ver es uno de los más grandes organicismos que se hayan hecho en filosofía. Como a Whitehead le gustaba llamar a su filosofía organicista, esta es una razón de más para compararlas. 

Veamos a donde nos lleva esto, ya que quiero ganar tiempo, es cuestión de ganar tiempo. Si quisiera ganar tiempo, ¿Cuál es la situación de los animales? Lo de los animales es complicado porque, hay que decirlo, los animales no tienen alma razonable, ellos no llegan a las verdades necesarias, no llegan a las series infinitas, no hacen matemáticas, no conocen a Dios, etc... pero tienen al menos una pequeña porción clara y no hacen razonamientos, pero registran las consecuciones, como él dice, en sus mónadas, y hemos visto que la psicología del animal era para Leibniz algo fundamental. Bien. 

¡"Muero"! ¿Ustedes recuerdan lo que pasa cuando muero? Hemos visto porque esta buena nueva era nuestra alegría. Lo hemos visto desde el inicio: ¡es pasmoso! Cuando muero, nuestra alma razonable es reducida a un alma sensitiva o animal, pero permanece, ella permanece. Son los famosos pliegues, despliegues, repliegues. Y será re-desplegada cuando Dios la llame al juicio final. Ustedes recuerdan esta idea tan rara (Deleuze estalla en una risa) que él tenía de que las almas llamadas a devenir razonables no lo eran desde el inicio del mundo; en efecto, eso sería idiota. Yo, mi alma razonable, y la suya también, para alcanzarla ha sido necesario nacer en el orden del tiempo, en el orden de las sucesiones, en el primer piso, y es necesario que Dios nos llame, es decir: despliegue nuestras propias partes para que expresemos el mundo. Pero, antes se existía, pero ¿cómo que se existía? Como un alma animal sensitiva, como el alma de un gusano. Simplemente ¿qué nos distingue de un gusano? En la época no podía saberse. El dice: es como si Dios hubiese marcado, en ciertas almas sensitivas, un acto, acto por el que ellas irían a acceder a la razón, etc... en fin, ese es el Leibniz que más nos conmueve. Me detengo sobre eso. Cuando morimos, nosotros volvemos a un alma sensitiva que hace parte de la materia segunda. 

Queda por hacer un pequeño esfuerzo... fin de la cinta ... lo que él llama muy frecuentemente las formas sustanciales. Todas las formas sustanciales, no cesan de ir y volver. ¿Por qué? En virtud de la ley del primer piso. La ley del primer piso, si ustedes recuerdan: la interacción universal de los cuerpos. Nuestro cuerpo no cesa de cambiar de partes, y no solo no cesa de cambiar de órganos, sino que por lo mismo no deja de cambiar de pequeñas almas, es decir de formas sustanciales, puesto que las formas sustanciales o las pequeñas almas son estrictamente inseparables de los órganos. Lo que quiere decir algo muy simple: ustedes tienen un alma de su corazón, tienen su alma en ustedes, ustedes tienen un alma, pero ustedes tienen un alma de su corazón, tienen un alma de su brazo, tienen un alma de todo eso, tienen millones y millones de almas, pero ellas cambian permanentemente al mismo tiempo que las partes de su organismo, eso no deja de cambiar. Leibniz encuentra una metáfora más bella que el río de Heráclito para decir que todo cambia, dice: es como el buque de Teseo, el buque de Teseo que los griegos siempre reparan, siempre un agujero, eso quiere decir que en todo cuerpo los átomos cambian permanentemente. 

Pregunta: inaudible... sobre las infinitas muertes parciales. 

Deleuze: Completamente. No es difícil, calcular una muerte parcial en Leibniz, y al mismo tiempo en él no hay muerte total. Tomen un organismo, tomen su organismo, y esto es lo que ustedes hacen: todas las partes de ese organismo y todas las almas de ese organismo no van al mismo tiempo. Entonces, ustedes tienen un primer tiempo, en el momento b, pongamos que la región a' ha subsistido y la región a´´ ha desaparecido, y a cada paso. Y ustedes se preguntan, con relación al momento en que ustedes han iniciado, ¿en qué momento todas las partes son renovadas? Pero en ese momento esto no impide que, con relación al momento precedente , un cierto número de partes, o más bien de partes innumerables, permanezcan. Podríamos llamar período de un organismo a la distancia de tiempo, a la diferencia de tiempo para renovar completamente las partes y almas del organismo, una vez dicho que no se da de golpe, que nunca se da de un golpe y que, más bien, nunca hay el momento en que todo se renueva. Parto del momento a, en el momento b puedo decir, digo cualquier cosa, diez moléculas se han ido, en el momento c, veinte moléculas se han ido, pero las nuevas diez que han llegado, duran. Entonces es un período. Veo su ojo apagado y abatido... se entiende. Su periodo no coincide con una desaparición o un nacimiento total. Está siempre a caballo con una parte que permanece y una parte que se va. Pero entonces como conjugar a la vez: es mi cuerpo y no deja de irse. Y Leibniz tiene finalmente mucha dificultad. Y si intento resumir, vuelvo sobre algo que había comenzado a decir la vez pasada, si, él necesita sostener las siguientes dos cosas: lo que define un cuerpo, con sus fugas y sus llegadas, con sus nuevos suministros y sus nuevas partidas, lo que definirá un cuerpo como mío, perdónenme la expresión, es una costura. Una especie de costura o un nudo, un lazo, lo que Leibniz llamará el vinculum. Lo que corresponde a mi mónada dominante es un vinculum que reúne a las mónadas dominadas, y los órganos. 

¿Cómo concebía ese vinculum? ese vinculum, dice, es sustancial, es decir depende directamente de la sustancia. Me pertenece a mi, mónada dominante. Eso está en las cartas a Des Bosse, los textos allí son muy difíciles, aunque han sido muy bien interpretados, de una parte por Bellaval en su Introducción al pensamiento de Leibniz, y de otra parte por un filósofo llamado Christine Frémont que ha publicado las cartas a Des bosse. Pero eso no impide que el texto sea verdaderamente muy difícil. Me parece que el vinculum me pertenece a mi como mónada dominante, sobre todos los órganos y mónadas dominadas que componen mi organismo, y que van y vienen, es decir llegan y se van, no dependen del vinculum. Me pertenecen en tanto entran, pero ellas salen y toman otro vinculum, o mejor aún no toman ningún vinculum, y eso es lo que acarreará la interacción universal de los cuerpos. Intentamos ver, pero todo esto es muy difícil. Intento hacer una clasificación. Se me dirá que todo eso está muy bien, pero que intente hacer una clasificación de las grandes categorías de las que acaba de hablar. 

Yo diría: 

Primero: acontecimientos, singularidades intrínsecas, inflexiones. 

Segundo: mónadas, fuerzas primitivas activas que expresan el mundo o pliegan los acontecimientos; es la actualidad del mundo. 

Tercero: las mónadas no solo tienen una fuerza activa primitiva, sino una fuerza pasiva primitiva, es su finitud, o su materia primera, en función de la cual expresan solo una porción finita del mundo. Expresan claramente solo una porción finita del mundo. 

Cuarto: si solo expreso una porción finita del mundo, tengo un cuerpo, lo que quiere decir: si tengo una materia primera, ella expresa una exigencia: exigencia de tener un cuerpo. 

Quinto: el cuerpo es la tercera forma del infinito, el conjunto actualmente infinito de partes infinitamente pequeñas no numerables. A este título es materia segunda y permanece inseparable de una infinidad de mónadas derivadas, de sub-mónadas o formas sustanciales, que son las almas dominadas con relación a mi alma dominante. Es claro. 

Sexto: dos aspectos: la materia segunda me pertenece, pertenece a mi mónada en tanto que ella entra bajo el vinculum, la cadena, la cadena sustancial que me pertenece o me caracteriza. Aquí me apoyo principalmente sobre un texto a Des brosse: el vinculum esta fijado a la mónada dominante. De otra parte los mismos, es decir las partes orgánicas y las mónadas dominadas van y vuelven incesantemente, como la nave de Teseo, según que cambien de vinculum, pasan bajo otra mónada, o se liberan de todo vinculum. 

Séptimo: de todas maneras nos encontraremos pues en la muerte, y hay ahí un problema, él no quiere - ha hecho ya una bella teoría de la condenación- no quiere regir al uno con el otro, el problema de la muerte y el problema del organismo, creo. Cuando morimos perdemos nuestra alma razonable que vuelve a ser un alma sensitiva, entonces pierde su vinculum. ¿Pierde su vinculum? si pierde su vinculum, todo está perdido: ¿cómo reconocerá el cuerpo que le pertenecía? Ustedes darán cuenta del problema, es terrible (risas de Deleuze). Afortunadamente tenemos ese extraño texto: antes de que nosotros seamos llamados a devenir razonables, y una vez muertos, cuando dejamos de ser razonables, hay esta cosa rara: el llamado celestial. Mi alma se ha vuelto animal, pero contiene el llamado celestial, a mi manera de ver es la única manera para que Dios reconozca a los suyos, sino no puede reconocer a los suyos. A menos que haga intervenir un misterio, y como lo dice en la correspondencia con Des brosse, es el misterio de la transubstanciación: "aquí está mi cuerpo, aquí está mi sangre". Es un ejemplo en el que las mónadas, las mónadas dominadas son las mónadas del cuerpo y de la sangre de Cristo, y después las mónadas del pan y del vino que entran en una muy extraña relación. Poco importa, se hizo lo que se pudo. 

Ultimo punto: ustedes comprenden... lo que ustedes deberían comprender, si nuestro programa del inicio de año se ha cumplido al menos un poco, a saber: el alma esta llena de pliegues que ella despliega parcialmente. Esta era la primera proposición barroca: los pliegues en el alma, ella los despliega parcialmente, lo hemos visto para las operaciones de búsqueda de la verdad, etc. 

Segunda proposición: la materia está llena de repliegues y es el otro piso. La materia está llena de repliegues que abrigan, liberan, y hacen circular los infinitos de partes actuales y los infinitos de mónadas dominadas inseparables de las partes actuales. 

Arriba, en los acontecimientos están las singularidades. Abajo, si tenemos el tiempo, veremos que en la física de Leibniz, se va a desarrollar una física de los extremos, de los mínima y los máxima, y en efecto, en ciertas condiciones, que son las del mundo físico, los puntos singulares (sería necesario poder abordar la física) devenían los mínima y los máxima, los extrema. ¿Qué hay entre los dos? Está trazada esta historia del organismo, toda esta historia del vitalismo que nos hace pasar perpetuamente de un piso a otro. 

¿Qué podemos concluir? 

Pregunta: Esto me hace pensar en Bergson, esto nos hace comprender el problema de la diferencia entre las multiplicidades cualitativas y cuantitativas. Podríamos decir que la multiplicidad cualitativa está en el cruzamiento entre dos líneas infinitas. Tomo un ejemplo: lo que me interesa es llegar al espacio, en fin a lo extenso, bajo el orden simplemente de algo puramente cualitativo. ¿Se podría decir que un espacio calificado, algo que da lugar, está en el cruzamiento de dos infinitos, un infinito que es el del cuerpo en movimiento, el infinito de las pequeñas partes actuales, y la otra línea infinita que sería la luz que es un innumerable? 

Deleuze: Si... prefiero la manera en que terminas que la manera en que comienzas, porque eres sensible tanto como yo, al peligro de hacer aproximaciones. Respecto al problema de las multiplicidades que es un problema fundamental, se puede decir esto, a grosso modo, Bergson llega en un momento crucial de la teoría de las multiplicidades e intentará un golpe para hacerlas salir del estadío de las matemáticas. Hay dos autores que hacen simultáneamente esta tentativa para hacer salir la multiplicidad del simple estadio de la teoría de las matemáticas y para introducirla en la filosofía, son Husserl y Bergson. Este es un punto. Lo que interesa a Bergson es un punto particular: la relación entre las multiplicidades discretas y las multiplicidades continuas. Bueno. ¿Se interesa por el problema de lo uno y de lo múltiple? Si puesto que, una vez más, él no tiene uno y múltiple, solo tiene multiplicidades, y por esto es profundamente moderno. El no tiene uno y múltiple, la cuestión de lo uno y lo múltiple ya no se plantea en filosofía, etc. Yo diría para Leibniz, para evitar confusiones, hay algo que falta en Bergson y que está en Leibniz, y algo que falta en Leibniz y que está en Bergson, por eso es tan bella la filosofía. Lo que falta en Leibniz es la supresión del problema de lo uno y lo múltiple, él continuará pensando, es un hombre del siglo XVII, continuará pensando en términos de uno y de múltiple. Más aún, su concepción de la armonía, hay tienes relaciones múltiples-múltiples, pero las relaciones múltiples-múltiples están fundamentalmente marcadas sobre relaciones múltiples-partes, en Leibniz. Al contrario, tienes en Leibniz una tentativa y una exploración de los tipos de multiplicidades en todos los sentidos que no corresponden a la situación bergsoniana. Entonces si intento los tres más simples, ya no de los múltiples tres infinitos, solo tiene dos, tiene la multiplicidad de las mónadas y la multiplicidad de los cuerpos. Entonces es maravilloso porque nos das nuestro fin: considerar lo que Leibniz llama armonía, ¿Qué es lo que llama armonía? Lo que él llama armonía son dos cosas: todas las mónadas expresan el mismo mundo, pero ese mundo solo existe en las mónadas; ellas están sin puerta ni ventana, no tienen comunicación, no tienen acción la una sobre la otra. Cada mónada solo tiene acciones internas, cada mónada actúa sobre sí misma, con relación a sus predicados, ninguna mónada actúa sobre otra. Están cerradas, simplemente expresan el mismo mundo. Se diría que entre las mónadas no hay ninguna acción directa, pero hay una armonía. Es necesario que expresen el mismo mundo, una vez dicho que ese mundo no existe fuera de ellas, eso será exactamente la armonía. No habría armonía si ellas expresarán un mundo que existiera fuera de ellas. Si se supone un mundo que existe entre todos nosotros y que está en armonía, no hay problema, lo que yo veo de cara tu lo ves de espalda, y un punto es todo. Pero no es así. El mundo no existe fuera de las mónadas, entonces para que sea el mismo mundo es necesario que las mónadas estén en armonía las unas con las otras. Como él lo dice: es una prueba de la existencia de Dios. Si no hubiese Dios estaría excluido que ustedes expresaran el mismo mundo, o entonces sería necesario que el mundo común existiera realmente. Pero si es verdad que el mundo es únicamente la virtualidad que solo adquiere actualidad en cada mónada que lo expresa, el mundo no es otra cosa que la armonía pre-establecida de las mónadas entre ellas. Es como si Dios hubiese ordenado de los péndulos las unas sobre las otras, es lo que dice con la gran metáfora del péndulo, como si Dios hubiese ordenado los péndulos unos sobre otros, ¿comprenden el contra-sentido abominable que sería creer que eso quiere decir: todo el mundo está a la misma hora? eso quiere decir, al contrario que cuando yo, yo estoy en una hora cinco, hay alguien que está en la hora diez, y que entre las dos fuerzas de expresión se conecta algo. Esa es la armonía pre-establecida de las sustancias entre sí o de las mónadas. ¿Comprenden?, eso es esencial. 

Yo no se que decirles para que sea concreto: me voy, ustedes permanecen. Si hay un agujero, es como un espejismo, y si no hay nada en ese agujero del universo, no hay armonía pre-establecida. Es necesario que haya conexión entre lo que termina en una mónada y lo que comienza en otra. Ahora bien, la conexión no es directa puesto que las mónadas no actúan las unas sobre las otras. Entonces hay armonía pre-establecida de las mónadas entre sí. Todas desenrollan el mismo mundo, aún si no comunican las unas con las otras, si bien ninguna comunica con las otras. 

Pero entonces, un último esfuerzo... último esfuerzo... es Leibniz a paso de carga... último esfuerzo, eso me hace pensar en la visita del lobo a paso de carga en Godard. Ultimo esfuerzo y se está ahí. 

¿Qué es mi cuerpo sino la sombra que ustedes me hacen? ¿en tanto que qué la armonía pre-establecida es de golpe la armonía pre-establecida de las almas y de los cuerpos? No solo sería una insuficiencia en tanto que, no solo obedecen a leyes diferentes, ante todo en tanto que tienen capturas diferentes. De ahí, y este es uno de los puntos fundamentales de Leibniz, la crítica que hace de ciertos discípulos de Descartes, es decir de Malebranche y otros cartesianos. Vamos rápido, rápido. Digo: al menos hay algo curioso en nuestra reflexión, es que frecuentemente se nos dice que la filosofía se ocupa de las causas y que la ciencia ha impuesto la única idea que era verdaderamente científica y que era la de las leyes. Ahora bien, eso no es verdad, esas son cosas que no hay que creer. La noción de ley se constituye en el siglo XVII, y se constituye en los sistemas más teológicos del mundo. En Auguste Comte hay algo que no funciona cuando él dice que la causa es de la metafísica, quiere decir otra cosa, pero no es nada. Comte, tomado literalmente, es catastrófico, él no necesita decir que la causa es de la metafísica y la ciencia llega con la idea de ley. Pues quienes primero han descubierto y han constituido un verdadero concepto de ley son los cartesianos, ¿por qué? Porque siendo Dios solo causa, la naturaleza está regida por las leyes. Son ellos los que construyen un concepto de ley definido esencialmente por la generalidad y, voy rápido, principalmente por la generalidad, y así distinguen el milagro y la ley. El milagro remite a las voluntades particulares de Dios, y la ley remite a las voluntades generales de Dios. Dios opera por voluntad general, esa será toda la teoría de Malebranche llamada ocasionalismo. Poco importa. 

Esta es la objeción de Leibniz. No quiero decir que tenga razón, porque es una gran discusión entre los dos, entre Malebranche y Leibniz, y la objeción de Leibniz me parece espléndida, dice: de acuerdo, todo lo que usted quiera, Dios opera por leyes generales, con una condición: es que los cuerpos o las almas... fin de la cinta... Leibniz ha sabido mostrarnos que había una interioridad en el cuerpo, y que la interioridad en el cuerpo era la fuerza. Y Malebranche está muy molesto puesto que la fuerza en el sentido de fuerza motriz, o trabajo, era una cosa que Malebranche o Descartes no conocían. Entonces podían concebir una concepción del cuerpo en función de la exterioridad, pero llega Leibniz y dice, pero en virtud de la ciencia moderna, y es el tema de Leibniz, les dirá finalmente: no tengo simplemente que señalarles a ustedes a Aristóteles, no tengo que volver a apoyarme en las patas de Aristóteles mientras ustedes creen haber terminado con Aristóteles, sino a nombre de la ciencia moderna, dice, y yo se los vuelvo a decir a ustedes: no creo que la naturaleza haya perdido toda interioridad. Para que un cuerpo observe una ley, es necesario que haya en la naturaleza una interioridad que vuelva posible y necesaria esta observación. ¿Qué quiere decir esto? El agua hierve a 100 grados, de acuerdo, ustedes no tienen nada que decir, ustedes estarán contentos con un discurso extrínseco, como dice él, si ustedes no encuentran una naturaleza interior al agua, ¿por qué esos 100 grados? ¿por qué lo que llaman "ocasión" vuelve precisamente posible esta transformación? Ustedes me dirán porque, pero la ciencia ha renunciado a eso desde hace mucho tiempo. No del todo. Hay toda una serie de caminos de transformación de estados, y todo esto los arrastra hacía una física cualitativa que estaba presente en Aristóteles, que Descartes había superado completamente, y que Leibniz reconstituye como nueva física, y esto no es del todo un "retorno a Aristóteles", pero es retomar a Aristóteles bajo nuevos datos. 

La armonía pre-establecida será una parte de la armonía de las mónadas entre sí, la armonía de las almas entre sí, de otra parte la armonía de las almas con los cuerpos, es decir que los cuerpos mismos implican una interioridad que los pone en armonía con la interioridad de las almas. No basta que los cuerpos estén regidos por un régimen de interacción, es necesaria también una interioridad dinámica, una fuerza de los cuerpos que esté en una relación armónica con las almas como fuerzas primitivas; las fuerzas de los cuerpos en relación armónica y que sin embargo son las fuerzas de los cuerpos. Trabajo, acción motriz, son lo que él llamará fuerzas derivativas, distinguiéndolas de las fuerzas de las almas que son las fuerzas primitivas. 

Entonces, la próxima vez, esto es lo que quiero que hagamos, este punto preciso de la armonía: ¿Cómo tenía Leibniz necesidad de un concepto como el de armonía para hacernos comprender todo esto?, y la pregunta: ¿el concepto de armonía debe algo, entonces, a la música? No olviden el tema de la armonía, eso debe guiarlos. Yo, lo que me propongo es que en todos los sentidos de la armonía tal como acabamos de verlo, en todos los sentidos en Leibniz, la armonía se presentará bajo este doble aspecto: primero, lo expresado no existe fuera del expresante, y veremos que conviene para cada estadío. Segundo, el expresante solo existe bajo una correspondencia ordenada con lo expresado. En ese momento comienza una especie de música barroca que acompaña a la filosofía barroca. 

Les agradezco y hasta la próxima semana.
  

1 comentario:

Pablo Distinto dijo...

Gracias a este sitio por existir



Saludos!



Pablo Terrible